domingo, 29 de noviembre de 2009

Huipil Triqui












Miraba pero no veía,
siempre han estado ahí,
pero no los veía.
No veía la hermosura de mi pueblo.
Descubro mis raíces,
pero no como un dato histórico,
si no como la historia que sigue viva.

Historia y presente se conjugan,
se entre mezclan, llenando de vida
algo tan sencillo como un huipil.

Me deleita ver a las pequeñas
Triquis de Oaxaca con sus huipiles rojos,
Como, las mamás enseñan a sus hijitas
indígenas a elaborarle, a tejer sus huipiles.

Y como dicen ellas,
un buen huipil es como un 10 en matemáticas,
las tejedoras deben ser unas buenas sumadoras,
para sumar y restar los hilos,
que le darán la forma y el hermoso significado.

Sus cabecitas son el sol ,
su cuello tejido los rayos del sol,
aun la vida y la muerte
están representados en él,
en este arco iris de color.

Ahora veo, como todas las mujeres,
niñas, ancianas pintan de rojo sus reuniones,
el paisaje lo pintan de rojo y veo,
empiezo a verles, a sentirles, y deseo ver más,
comprenderles más, hacer mía
mía esta historia que sigue viva.

1 comentario:

Unknown dijo...

cuanta cultura ancestral guarda tu lindo pais!Me alegro mucho que te ocupes de ellos,que les dediques unas hermosas palabras,creo que es lo menos que se merecen!.-